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La guía de inversión en criptomonedas (primera parte)

Hodl Team
Hodl Team
6 abril 2022

La caída de las monedas tradicionales

Bienvenidos a nuestra guía para inversores de criptomonedas. En esta primera publicación, explicaremos cómo la evolución monetaria seguida por la crisis financiera global de 2008 condujo al surgimiento de una nueva revolución digital en nuestro sistema financiero. Continúe leyendo para encontrar su camino en la inversión de criptomonedas.

Timeline evolución monedas

La evolución monetaria

El dinero ha tenido muchas formas a lo largo de la historia. Cuando éramos cazadores-recolectores, solíamos intercambiar bienes a través de un sistema de trueques. Por ejemplo, un cazador podía intercambiar su presa por cerámicas para almacenar objetos de valor. Las personas se pondrían de acuerdo en el valor de ambos bienes para cerrar el trato. Sin embargo, este sistema tenía fallas. Los bienes no son fácilmente divisibles, y es un inconveniente si se necesita pagar una oveja y media por ropa nueva.

Mucho después, la gente usaría elementos u objetos difíciles de producir, cuya circulación podría controlarse eficientemente como unidades de valor. Así, múltiples recursos naturales se usarían como moneda en diferentes partes del mundo, por ejemplo, el ámbar, las cuentas, la plata y el oro. La primera forma de moneda conocida, el shekel de Mesopotamia, data de alrededor del año 3000 a.C. La divisa, en forma de moneda, tenía muchas ventajas sobre otras mercancías, pues eran más portátiles, duraderas, transportables y tenían un valor asignado.

La relación entre la política y el dinero

El cambio a la moneda creó una estrecha relación entre la política y el dinero. Solo determinadas autoridades podían crear nuevas monedas a través de la minería, la fusión y la acuñación. Tanto el número de monedas en circulación como su uso estaban predeterminados. Así, el dinero se transformaría en un instrumento de control político; más aún, el cambio a divisa facilita la tributación del gravamen público gracias a su divisibilidad y portabilidad. Estos impuestos solían ser beneficiosos para los estratos más altos de la sociedad, quienes influyen sobre las políticas monetarias.

Eventualmente, la moneda coexistió con el papel moneda. El primer caso registrado de papel moneda data del siglo VII en China, utilizada sólo por funcionarios gubernamentales. Posteriormente, en el siglo XVI, surgieron en Europa los primeros modelos de billetes.

Los banqueros orfebres en Inglaterra empezaron a entregar recibos después de que la gente depositara su dinero, los cuales luego serían canjeados por dinero. Con el tiempo, esto se convertiría en el Banco de Inglaterra emitiendo billetes a cambio de depósito.

La digitalización del dinero

En la segunda mitad del siglo XX, el mundo occidental experimentó una revolución digital. La base de esta revolución se formó con la invención del ordenador que calculaba depósitos y retiros de dinero a un ritmo más acelerado que las antiguas cajas registradoras. Esto hizo posible que los bancos mantuvieran un libro de cuentas actualizado y dieran el primer paso hacia la digitalización de nuestro dinero.

A fines de la década de 1950 y principios de 1960, se creó la primera tarjeta de crédito moderna. Las personas ahora podrían gastar dinero sin manipular monedas. Las transacciones se ejecutaron a través del sistema de computadoras, actualizando los saldos del banco. No mucho después, se creó la tarjeta de débito. Así, más y más de nuestro dinero se volvió digital. La gente comenzó a pagar facturas, a transferir dinero entre cuentas y a enviar dinero electrónicamente.

Hoy, solo el 8% del dinero existe en efectivo a nivel mundial. El resto de estos activos financieros, tales como las cuentas de ahorro, las cuentas corrientes, las acciones, los bonos, las inversiones y los derivados existen únicamente en los balances de los bancos comerciales y bancos centrales.

Debido a esta digitalización, las economías de todo el mundo están más conectadas más que nunca. Las divisas se pueden cambiar con un clic y los bonos extranjeros ahora se pueden negociar a través de una aplicación en el teléfono móvil. Si bien esto ayudó a acelerar el crecimiento de la economía mundial, esta transición también creó nuevos puntos flacos.

Desde la crisis financiera, muchos han visto las fallas de nuestro sistema monetario actual. Los problemas que se han estado desarrollando durante décadas salieron a la luz con la crisis financiera mundial de 2008. Aunque la economía se recuperó, las autoridades no han abordado la raíz del problema. Es hora de enfrentar estos defectos y dar el siguiente paso en el desarrollo monetario.

Dejando atrás el patrón oro

En los primeros días, las monedas estaban respaldadas por materias primas como el oro que podía canjearse por otras materias primas. Esto ocasionó que los gobiernos se hicieran responsables de mantener las reservas de oro con el fin de respaldar la oferta monetaria en circulación.

En 1973, el gobierno de los Estados Unidos decidió abandonar el “patrón oro” cuando decidió que el dólar estadounidense dejaría de estar respaldado por una reserva de oro. Así nació el dinero fiat que, entre otras características, permitió a los gobiernos aumentar la deuda nacional más allá de sus reservas. En gran medida, el valor de la moneda fiat moderna depende de la confianza del gobierno emisor. Si la confianza en el gobierno disminuye, el valor de la moneda seguirá esa misma tendencia decreciente.


La crisis financiera del 2008

declining dollar in time
Caída del dólar en el tiempo

En 2008, muchos de nosotros vimos las primeras grietas de nuestra base financiera, la cual se desarrolló a un ritmo rápido y se extendió por todo el mundo en cuestión de días. La crisis se desencadenó con el colapso de los valores respaldados por hipotecas, hipotecas y derivados de bienes raíces en Estados Unidos.

Desde la crisis financiera, muchos han percibido las fallas del sistema monetario actual. Es hora de hacer frente a estos defectos y dar el siguiente paso en la evolución del dinero.

“Definitivamente habrá otra crisis financiera a la vuelta de la esquina porque no hemos resuelto ninguno de los problemas que ocasionaron la crisis anterior”. Mark Mobius, fundador de Mobius Capital Partners

Debido a la falta de transparencia, dichos bonos financieros de baja calidad podrían venderse sin previo aviso de los reguladores y a las autoridades. A causa del entrelazamiento de nuestros sistemas financieros, el colapso de un banco podía extenderse globalmente causando un efecto dominó. Un buen ejemplo es la quiebra de los bancos Lehman Brothers y Bear Stearns en Estados Unidos, lo que eventualmente llevó a la nacionalización de varios bancos europeos.

Los bancos centrales y la flexibilización cuantitativa

Para limitar las consecuencias de una crisis financiera, los gobiernos y los bancos centrales tienen un instrumento importante: la flexibilización cuantitativa o Quantitative Easing (QE). Esta política monetaria permite a los bancos centrales comprar inversiones a largo plazo, por ejemplo, bonos, para aumentar el balance de la reserva federal.

Por cada dólar que se agrega al balance general, se crea uno nuevo, lo cual aumenta la oferta monetaria. Esta política monetaria fue posible al abandonar el patrón oro.

Una desventaja de la flexibilización cuantitativa continua es el aumento de la oferta monetaria. Esto ha llevado a una inflación creciente y, por lo tanto, a una devaluación de las monedas modernas.

Para limitar la influencia de la crisis provocada por la COVID-19, los gobiernos aplicaron agresivamente la flexibilización cuantitativa. El aumento extremo de la oferta monetaria elevó las tasas de inflación a un máximo de 40 años.

Buscando confianza en las nuevas monedas

Las grietas en nuestra base financiera todavía están presentes. La flexibilización cuantitativa ha conseguido aliviar los dolores directos de la crisis financiera, pero no ha resuelto las grietas originales que permitieron que ocurriera la crisis.

Nuevamente, las monedas fiat modernas son tan fuertes como la confianza en los gobiernos y bancos que las emiten. La falta de transparencia por parte de los gobiernos y los bancos (centrales) acerca de los valores respaldados por hipotecas provocó que las personas perdieran sus casas, mientras que otras continuaban perdiendo su poder adquisitivo debido a la creciente inflación.

Las personas están perdiendo confianza en el sistema financiero tradicional y en búsqueda de un reemplazo transparente, que no requiera de permiso ni que requiera de confianza. Un sistema donde no haya una única entidad de control, es decir, un sistema sin fallas en el diseño y, sobre todo, que proporciona una clara política monetaria.

En resumen...

En esta primera parte de la Guía de inversión en criptomonedas, exploramos cómo el dinero y el sistema financiero tradicional han sufrido una transición que empieza con el uso del patrón oro e incluye la digitalización del dinero. Ahora, solo un porcentaje menor de la moneda mundial existe como efectivo físico o en forma de papel moneda. Después de la crisis financiera mundial de 2008, los bancos aplicaron la flexibilización cuantitativa (quantitative easing en inglés) para reducir la tasa de inflación; sin embargo, la raíz del problema permanece ahí. En la próxima publicación, Guía de inversión en criptomonedas (segunda parte) profundizaremos en la llegada de Bitcoin y las criptomonedas para restituir nuestro sistema financiero.

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